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Souffle de Chocolate

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Souffle de Chocolate, con salsa tibia de Vainilla

Es un postre que se sirve recién horneado, con un aroma verdaderamente tentador. Ideal para deleitar a los que más queremos.

 

INGREDIENTES

  • 250g de Chocolate semiamargo.
  • 1/4 taza de azucar.
  • 1 cucharadita de escencia de vainilla.
  • 3 yemas.
  • 4 claras.
  • 1 cucharadita de crema.

Para la salsa:

  • 2 cucharadas de almidón de maíz.
  • 2 yemas de huevo grandes.
  • 1/2 taza de azúcar.
  • 2 tazas y media de leche.
  • 1 vaina de vainilla (o 1 cucharadita de extracto de vainilla).

Poner todo en una olla, hasta punto de hervor por un minuto, sin dejar de revolver.

 

PASO A PASO

  1. Pre-calentar el horno a 180.
  2. Enmantecar los moldes y espolvorearlos con azucar.
  3. Derretir a baño maría el chocolate, junto con la esencia de vainilla y ¼ taza de agua, dejar reposar 20 minutos.
  4. Agregar las yemas y mezclar.
  5. Aparte, batir las claras y la crema con batidora a punto nieve, y luego ir incorporando de a poco el azúcar, seguir batiendo 3 minutos más.
  6. Agregar a la mezcla con movimientos envolventes.
  7. Colocar en los moldes individuales, y cocinar por 15 minutos.
  8. Servir inmediatamente, hacer un pequeño orificio en el centro del shuffe y llenar de salsa.

 

La historia del Soufflé

Como en la mayoría de los platos desconocemos la primera vez que se preparó. Sin embargo, apelamos a la documentación para la primera vez que fue registrado, y en este caso es atribuido al cocinero francés Vincent de la Chappelle a principios de 1700, quien, entre otros dignatarios europeos, cocinó para Madame de Pompadour, la famosa amante de Luis XV.

Sobre esta preparación escribió más tarde Antoine Beauvilliers en uno de los primeros libros de cocina en 1814 “El arte del cocinero” L’Art du Cuisinier, y propietario de el “primer gran restaurante de Paris”. En esta primera receta el escribía:

“Ponga mantequilla del tamaño de un huevo, un poco de nuez moscada y las yemas de cuatro huevos frescos, cuya clara debe ser batida como si fuera un merengue; mézclelos poco a poco aún caliente y vierta en una fuente de plata o molde de papel, y meta al horno. Cuando el soufflé haya mezclado, tóquelo ligeramente, y si resiste un poco es suficiente; debe ser servido inmediatamente, ya que es propenso a caer ”.

La obsesión de Beauvillier con los soufflés en su famoso restaurante La Grande Taverne de Londres en la Rue de Richelieu, fue superada por Marie-Antoine Carême, el recocido chef francés quien lo definió como  “el producto del París posrevolucionario”. Su libro “Le Pâtissier Royal Parisien”, publicado en 1815, contenía varias páginas sobre el arte de hacer soufflés.